El ministro en funciones de Economía, Luis de Guindos, confirmó en la pasada reunión del G20 en China que tendrá que presentar en Bruselas unas cuentas prorrogadas ante la imposibilidad de poder formar Gobierno.
En 1997 se estableció el Pacto de Estabilidad y Crecimiento ( PEC), cuyo acuerdo político era prevenir la aparición de déficit público y garantizar la convergencia sostenida a lo largo del tiempo de los Estados miembros. Para llevar a cabo esta labor los paises deben presentar anualmente un Programa de Estabilidad ( para aquellos cuya moneda es el euro), o un Programa de Convergencia ( para el resto de paises), en el que se recogen las políticas presupuestarias nacionales con una perspectiva a medio plazo que seran supervisadas por las Instituciones europeas, con el fin de asegurar que resultan coherentes con el objetivo marcado. La crisis económica iniciada en 2008 puso de manifiesto las fragilidades del marco institucional de la UEM, por lo que en 2012 se firma el Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza en la Union Económica y Monetaria, es decir el Pacto Fiscal.
Este Pacto Fiscal obliga a incorporar en los marcos normativos nacionales el concepto de equilibrio y superavit, entendido como el objetivo de alcanzar un deficit no superior al 0,5% del PIB. Objetivo que puede ser modificado según las circustancias coyunturales de cada Estado miembro.
Dos regulaciones de la Comisión Europea conocidas como Two Pack otorgan a la Comisión Europea la capacidad para emitir una opinión sobre los proyectos de presupuestos nacionales antes de su aprobación en los respectivos Parlamentos nacionales.
Asi pues los Estados miembros deben cumplir con un calendario en el que como fecha máxima el dia 15 de octubre deben presentar su Proyecto de Plan presupuestario. El dia 30 de noviembre resulta el Dictamen de la Comisión Europea y durante el mes de diciembre se aprueban en cada Estado las Leyes anuales de Pesupuestos.
El presupuesto clásico era esencialmente incrementalista, limitado a una anualidad pesupuestaria y delimitado por criterios exclusivamente económicos. El crecimiento y dinamismo de las actividades del sector público ha dado lugar a nuevas exigencias y, consiguientemente, a nuevas funciones y concepciones del presupuesto.
Hoy en día ademas de las funciones administrativas del presupuesto han alcanzado una importancia creciente las funciones económicas, cuyos objetivos principales son la asiganción eficiente de los recursos la redistribución equitativa de la renta y la estabilización económica. Es por ello que los presupuestos deben enmarcarse y, así se hace, en una perspectiva dinámica y flexible. La situación de la economía y los objetivos de la política económica influyen decisivamente en la orientación del presupuesto y recíprocamente, las decisiones que se plasman en el presupuesto afectan de manera relevante en la actividad económica general. Por tanto la presupuestación debe adaptarse a las exigencias económicas de cada momento, lo cual puede dar lugar a reconsiderar los objetivos inicialmente establecidos o la estragegia diseñada para alcanzarlos.
Quiere ello decir, que en una economía tan globalizada y cambiante los objetivos establecidos en el presupuesto de un año pueden ser muy distintos de los que se desean alcanzar el año siguiente.
No puede permitirse España prorrogar unos presupuestos elaborados en al año 2015, con objetivos diseñados para su cumplimiento durante este ejercicio 2016 y que éstos sean los mismos a alcanzar en 2017. Entre otras medidas, el objetivo de déficit para el ejercicio 2017 ( 3% ) es claramente inferior a la estimada para el año 2016.
